Todos deberíamos hacer ejercicio para nuestro bienestar tanto físico como mental, pero lo cierto es que mantenerse activo se vuelve particularmente importante para aquellos pacientes con enfermedad de Parkinson.

Hoy en día ya sabemos con certeza que el ejercicio es una forma efectiva de retrasar la enfermedad de Parkinson y el impacto de sus síntomas. A través del ejercicio físico, el paciente puede mantener por más tiempo su capacidad para realizar actividades diarias y proteger sus células cerebrales.

¿Qué es la enfermedad de Parkinson?

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta a una parte específica del cerebro. Los síntomas se desarrollan lentamente con el tiempo y pueden incluir:

  • Bradicinesia o movimiento lento
  • Problemas con el equilibrio y la marcha
  • Extremidades y articulaciones rígidas
  • Temblores o episodios de temblores musculares involuntarios
  • Dificultad para hablar o tragar

¿Cuáles son los beneficios del ejercicio físico?

El ejercicio puede ayudar al paciente con enfermedad de Parkinson de muchas maneras, tanto física como emocionalmente. Mantenerse activo puede ayudar con lo siguiente:

  • Desarrollar fuerza
  • Combate la fatiga y mejora el sueño
  • Alivia síntomas como el estreñimiento
  • Ayuda a que las células cerebrales se mantengan más saludables
  • Mejora el equilibrio, la flexibilidad y la postura
  • Mantiene la movilidad para que aún pueda realizar actividades diarias
  • Evita las caídas y la congelación de la marcha
  • Brinda oportunidades para interacciones sociales
  • Reduce el estrés y la depresión
  • Retrasa la progresión de la enfermedad

¿Qué tipo de ejercicio se recomienda para pacientes con Parkinson?

El ejercicio es una actividad planificada, estructurada y repetitiva cuyo objetivo es mejorar la aptitud física, y lo cierto es que no existe un ejercicio «correcto» o “ideal” para las personas con Parkinson.

Cada paciente deberá encontrar el programa de ejercicios que mejor se adapte a sus necesidades particulares, a sus síntomas y a su nivel previo de actividad.

Ejercicio aeróbico

El ejercicio aeróbico incluye actividades que desafían el sistema cardiorrespiratorio (corazón y pulmones) como caminar, andar en bicicleta, correr o nadar. Hacer ejercicio aeróbico al menos tres días a la semana durante 30 a 40 minutos puede retrasar el deterioro producto de la enfermedad de Parkinson.

Entrenamiento de fuerza

El entrenamiento de fuerza implica el uso del peso corporal u otras herramientas para desarrollar masa muscular y fuerza. El entrenamiento de fuerza dos días a la semana, comenzando con poca repetición y peso, puede ser beneficioso en la enfermedad de Parkinson. Un enfoque en los músculos extensores, o músculos de la parte posterior del cuerpo, puede ayudar con la postura.

Entrenamiento de flexibilidad

Estirarse dos o más días a la semana puede ser beneficioso para mantener el rango de movimiento y la postura. Sostener cada estiramiento de los principales grupos de músculos durante 30 a 60 segundos servirá para mejorar la longitud de los mismos.

Entrenamiento de equilibrio y agilidad

Este tipo de entrenamiento a menudo combina ejercicio aeróbico, entrenamiento de fuerza y ​​entrenamiento de flexibilidad. Algunos de los más comunes son:

  • Baile
  • Jardinería
  • Jugar al golf
  • Boxeo sin contacto
  • Aeróbic acuático
  • Tai chi, yoga o pilates

Enfermedad de Parkinson y tipo de ejercicios para pacientes con problemas para estar de pie o caminar

Incluso con los síntomas avanzados de Parkinson, el paciente aún puede obtener los beneficios de algunas actividades físicas. Si existen problemas para caminar o mantener el equilibrio, lo recomendable es sostener una barra o un riel para hacer la actividad y  los estiramientos. Si pararse o levantarse resulta difícil, se puede hacer ejercicio y estiramientos en una silla o en cama. El ejercicio físico realizado en una posición sentada, como andar en bicicleta en un equipo reclinado (bicicleta con asiento y respaldo) puede permitirle al paciente ejercitarse de manera segura.

Por otro lado, los ejercicios faciales pueden ayudar a combatir las dificultades para hablar o tragar:

  • Masticar la comida por más tiempo y con más vigor
  • Exagerar los movimientos de la cara y los labios cuando se habla
  • Hacer muecas en el espejo
  • Cantar o leer en voz alta

Los ejercicios mentales le dan al cerebro del paciente un entrenamiento y pueden mejorar la memoria. Por ejemplo:

  • Nombrar tantos animales (o colores, o coches) como se pueda en 1 minuto
  • Juegos mentales o resolución de rompecabezas
  • Resolver mentalmente problemas matemáticos

Otra forma de añadir actividad física de manera sencilla es agregándola en pequeñas partes a lo largo de la rutina diaria:

  • Estacionar más lejos de las tiendas para caminar distancias más largas
  • Estirar o hacer ejercicios para las piernas mientras se mira televisión
  • Balancear más los brazos al caminar y dar pasos largos
  • Usar las escaleras en lugar del elevador

¿Existe algún riesgo de hacer ejercicio con la enfermedad de Parkinson?

Algunos síntomas, como los temblores de Parkinson, pueden parecer peores durante el ejercicio. Pero el ejercicio generalmente mejora los temblores y otros síntomas a largo plazo.

Para reducir las dificultades a la hora de hacer cualquier actividad física, lo ideal es estirar antes y después de la misma. Por otro lado, algunas precauciones como evitar los pisos resbaladizos, la mala iluminación y las superficies irregulares son fundamentales para prevenir cualquier tipo de caída o lesión.

Para casos de emergencia Llamar al :91-667-16-46

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