La disfonía espasmódica es un trastorno neurológico que afecta los músculos de la voz en la laringe. Cuando hablamos, el aire de los pulmones se empuja entre dos estructuras elásticas, llamadas cuerdas vocales, con suficiente presión para hacerlas vibrar, produciendo la voz. En la disfonía espasmódica, los músculos dentro de las cuerdas vocales experimentan movimientos involuntarios repentinos, llamados espasmos, que interfieren con la capacidad de los pliegues para vibrar y producir este sonido.
Esta afección provoca interrupciones en la voz y puede además provocar que el sonido salga con un tono tenso: estas interrupciones pueden ser ocasionales, sucediendo cada dos o tres oraciones, aunque por lo general el trastorno suele darse de manera más severa y producir espasmos cada dos palabras, lo que hace que el habla de una persona sea muy difícil de entender para los demás.
Al comienzo de la enfermedad, los síntomas pueden ser leves y ocurrir solo ocasionalmente, pero estos suelen empeorar y volverse más frecuentes con el tiempo. La disfonía espasmódica es una afección crónica que continúa durante toda la vida de una persona.
Disfonía espasmódica: causas y síntomas
No existe una causa conocida de disfonía espasmódica: la evidencia sugiere que la condición comienza en la base del cerebro en los ganglios basales, que regulan el movimiento muscular involuntario. Los factores genéticos pueden poner a algunas personas en mayor riesgo de desarrollar disfonía espasmódica, particularmente aquellas que tienen familiares con cualquier forma de distonía (trastornos neurológicos del movimiento que causan torsiones, movimientos repetitivos o posturas anormales).
La disfonía espasmódica puede coexistir con otras distonías que provocan movimientos involuntarios y repetitivos de músculos como los ojos; cara, cuerpo, brazos y piernas; mandíbulas, labios y lengua; o cuello.
Los síntomas típicos de la disfonía espasmódica incluyen:
- Voz que se rompe
- La voz suena entrecortada, susurrante, estrangulada o tensa
- Temblor vocal
- Voz ronca
- Voz entrecortada
- Pausas intermitentes de voz
- Esfuerzo requerido para producir voz
- No mantener la voz
- Espasmos de voz entrecortados
¿Cuáles son los tipos de disfonía espasmódica?
La disfonía espasmódica afecta a hombres y mujeres de todas las edades, en todos los ámbitos de la vida. La interrupción del habla que fluye libremente puede influir profundamente en la interacción social y profesional y el bienestar emocional, y provocar sentimientos de aislamiento e incluso terminar por afectar la salud mental del paciente.
Existen distintas formas en las que se manifiesta este trastorno:
- La disfonía espasmódica del aductor es la forma más común de disfonía espasmódica. Se caracteriza por espasmos que hacen que las cuerdas vocales se junten y se pongan rígidas, los que a su vez dificultan que las cuerdas vocales vibren y produzcan sonidos. Las palabras a menudo se cortan o son difíciles de comenzar debido a espasmos musculares, lo que provoca un habla entrecortada. La voz de alguien con disfonía espasmódica de los aductores se describe comúnmente como tensa o estrangulada y llena de esfuerzo. Los espasmos suelen estar ausentes, y la voz suena normal, mientras se ríe, llora o grita. El estrés puede ser un factor que agrava considerablemente la situación.
- La disfonía espasmódica del abductor se caracteriza por espasmos que provocan la apertura de las cuerdas vocales: estas no pueden vibrar cuando están demasiado abiertas, posición que también permite que el aire escape de los pulmones durante el habla. Como resultado, la voz a menudo suena débil y entrecortada.
- La disfonía espasmódica mixta, una combinación de los dos tipos anteriores, es muy rara, y presenta una sintomatología con características de ambas variantes.
¿Cómo se diagnostica?
La disfonía espasmódica es un trastorno poco común y los síntomas pueden confundirse con otras afecciones de la voz, por lo que el diagnóstico preciso requerirá de la evaluación multidisciplinar de un logopeda, un médico otorrinolaringólogo y un neurólogo con experiencia en el abordaje de este trastorno.
Es posible que sea necesario realizar un procedimiento llamado nasolaringoscopia de fibra óptica, que permitirá al médico evaluar la estructura y el movimiento de las cuerdas vocales durante el habla y otras actividades. En este procedimiento, se pasa un pequeño tubo iluminado a través de la nariz hasta la parte posterior de la garganta.
Disfonía espasmódica: ¿existe tratamiento?
Si bien no existe una cura para este trastorno, a la hora de abordarlo un diagnóstico preciso es fundamental: a partir de conocer qué es lo que sucede se reduce la frustración y la ansiedad y abre varias opciones de tratamiento. Después de realizar un examen laríngeo detallado, el especialista en otorrinolaringología derivará al paciente a distintos especialistas para comenzar a trabajar sobre la sintomatología.
En este sentido, el logopeda participará en la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento de la disfonía espasmódica y proporcionará información, estímulo e ideas para ayudar a las personas a manejar la afección de manera más eficaz. Por otro lado, como la mayoría de las personas encuentran que sus síntomas se ven agravados por el estrés y la fatiga, el manejo del estrés o la terapia de relajación pueden ayudar a algunos a sobrellevar sus síntomas con mayor facilidad.
La terapia conductual enfocada en terapia de la voz es otra forma de tratamiento que puede funcionar para reducir los síntomas en casos leves. Otras personas pueden beneficiarse del asesoramiento psicológico que les ayude a aceptar y vivir con este trastorno.
Por su parte, el neurólogo puede probar ciertos medicamentos cuando sea apropiado o administrar inyecciones locales de toxina botulínica. La inyección local de toxina botulínica en los músculos de las cuerdas vocales puede proporcionar un alivio significativo, aunque temporal, de los síntomas de la disfonía espasmódica y una mejora notable en la calidad de la voz.