Hipoxia cerebral causas, síntomas y factores de riesgo

La hipoxia cerebral es una forma de deficiencia de oxígeno que afecta al cerebro, y ocurre cuando este no recibe suficiente oxígeno a pesar de que la sangre todavía fluye. Cuando el suministro de oxígeno se interrumpe por completo, se produce lo que se conoce como anoxia cerebral.

A grandes rasgos, existen varias causas de hipoxia cerebral: estas incluyen ahogamiento, asfixia, paro cardíaco e ictus. Los síntomas leves incluyen pérdida de memoria y problemas con la función motora, como el movimiento, mientras que los casos graves pueden provocar convulsiones y muerte cerebral.

¿Qué es la hipoxia cerebral?

El cerebro necesita oxígeno para utilizar la glucosa, su principal fuente de energía. Si se interrumpe el suministro de oxígeno, la conciencia se perderá en 15 segundos y el daño al cerebro comenzará a ocurrir tras haber pasado unos cuatro minutos sin oxígeno.

¿Cuáles son los efectos iniciales hipoxia cerebral?

Los efectos de la hipoxia cerebral pueden variar desde síntomas leves a corto plazo, como mareos o problemas de concentración, hasta problemas graves a largo plazo que incluyen alteraciones a la visión, el habla y la memoria.

Hipoxia cerebral leve

Si se trata de una hipoxia leve, se producirán dificultades en la concentración, atención, coordinación y memoria a corto plazo, pudiendo ser efectos muy poco perceptibles en principio. Puede haber dolor de cabeza, aturdimiento, mareos, aumento de la frecuencia respiratoria, restricción en el campo de visión, sensación de entumecimiento u hormigueo y sudoración.

Hipoxia cerebral grave

A medida que el grado de hipoxia se vuelve más pronunciado y que la falta de oxígeno se va prolongando en el tiempo, aparecen otro tipo de efectos como la confusión, agitación o somnolencia, junto con  cianosis (un tinte azulado en la piel que refleja la disminución del contenido de oxígeno en la sangre) que suele ser más evidente alrededor de los labios, la boca y las yemas de los dedos.

Puede haber breves sacudidas de las extremidades y convulsiones, ambas como resultado de los efectos dañinos de la falta de oxígeno en el cerebro. Si el flujo de oxigeno no se recupera, esto resultará en pérdida del conocimiento y, en el peor de los casos, en un estado de coma.

Debido a que tienen una alta demanda de energía, las células nerviosas del cerebro son particularmente sensibles a la falta de oxígeno. Si bien la falta de este puede producir daños en prácticamente todas las células del cerebro, algunas áreas son más vulnerables que otras.

La  corteza cerebral (especialmente los  lóbulos parietales  y los  lóbulos occipitales), el  hipocampo (muy importante en la memoria), los  ganglios basales  y el  cerebelo (ambos asociados al control del movimiento) son particularmente sensibles a la falta de oxígeno.

Para sintetizar, podemos decir entonces que los síntomas leves de hipoxia cerebral incluyen:

  • Pérdida temporal de memoria
  • Problemas para mover partes del cuerpo
  • Problemas para concentrarse o prestar atención

Las células del cerebro comienzan a morir dentro de los 4 minutos posteriores a la pérdida de oxígeno, por lo que los síntomas se vuelven más intensos cuanto más se interrumpe el flujo de oxígeno al cerebro.

Los síntomas más graves incluyen:

  • Cianosis
  • Confusión
  • Agitación
  • Convulsiones
  • Coma
  • Muerte cerebral

Causas de la hipoxia cerebral

Existen muchas causas potenciales de hipoxia cerebral, que incluyen:

  • Paro cardiaco o respiratorio
  • Ritmo cardíaco irregular o función deficiente del músculo cardíaco tras un paro cardíaco, lo que resulta en un suministro ineficaz de sangre al cerebro
  • Presión arterial muy baja (hipotensión), resultante de la pérdida de sangre (hemorragia) o alteración de la función cardíaca.
  • Asfixia
  • Estrangulación
  • Ataque de asma muy severo
  • Complicación de la anestesia general (donde ha habido un suministro de oxígeno inadecuado o un paro cardíaco)
  • Exposición a grandes altitudes
  • Inhalación de humo
  • Inhalación de monóxido de carbono
  • Envenenamiento
  • Descarga eléctrica
  • Traumatismo en la tráquea o los pulmones

Hipoxia cerebral y factores de riesgo

La hipoxia cerebral puede afectar a cualquier persona que experimente escasez o falta de oxígeno en el cerebro, pero algunas personas tienen mayor riesgo que otras dependiendo de sus circunstancias o de sus condiciones de vida.

La práctica deportes específicos

Algunos deportes, en virtud de sus características o de las condiciones en las que se practican, pueden ser un factor de riesgo de sufrir hipoxia cerebral.

Los deportistas corren un mayor riesgo de hipoxia si participan en actividades que tienen mayores probabilidades de resultar en una lesión en la cabeza o un traumatismo en la tráquea.

Por otro lado, también son riesgosos aquellos deportes en los que se requiere contener la respiración durante largos periodos de tiempo o escalar a grandes altitudes.

Ejemplos de actividades de riesgo:

  • Boxeo
  • Buceo
  • Fútbol americano o rugby
  • Montañismo

Enfermedades que aumentan el riesgo

Muchas afecciones médicas tienen el potencial de afectar el flujo de oxígeno al cerebro. Ejemplos de tales condiciones incluyen:

  • ELA (esclerosis lateral amiotrofica)
  • Asma
  • Problemas del corazón
  • Hipotensión
  • Enfermedades pulmonares
  • Enfermedades musculares

Trabajos o profesiones riesgosas

Quienes en virtud de su trabajo experimentan exposición a humo intenso o monóxido de carbono, como los bomberos, pueden tener un mayor riesgo de sufrir hipoxia cerebral.

Para casos de emergencia Llamar al :91-667-16-46

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